
«Todo es ritmo en el universo y el ser humano, en sí mismo, pertenece a ese gran ritmo cósmico. De manera perceptible o no, todas sus funciones biológicas o psíquicas obedecen a las leyes del ritmo. Por su manera de vivir, por sus pensamientos, por sus sentimientos y sus actos, entra más o menos en armonía con el ritmo universal. La música, la danza, solo son tentativas para entrar de nuevo en ese ritmo universal o para mantenerse dentro de él. Es por esto que cada cultura atribuye a la música y a la danza un origen divino».
Omraam Mikhaël Aïvanhov